Historia de las misiones de la provincia jesuítica del Paraguay

Las reducciones fundadas por la Compañía de Jesús entre los guaycurúes, guaraníes y pueblos afines en las regiones del Guayrá, Itatín, Tapé (las tres en el actual Brasil), Uruguay (Brasil, Argentina y Uruguay actuales), Paraná (Argentina, Paraguay y Brasil actuales) y las áreas guaycurúes en el Chaco (Argentina y Paraguay actuales), fueron establecidas en el siglo XVII dentro de territorios pertenecientes el Imperio español en la Gobernación del Río de la Plata y del Paraguay y sus gobernaciones sucesorias a partir de su división en 1617: Gobernación del Paraguay y Gobernación del Río de la Plata. Eclesiásticamente formaban parte de los obispados católicos de Buenos Aires y de Asunción e integraban la Provincia Jesuítica del Paraguay.

 

En 1586 llegaron los primeros jesuitas a Tucumán, y en 1587, a petición del Obispo de Asunción, fray Alonso Guerra, también al territorio paraguayo.

 

En este contexto, los jesuitas iniciaron las obras de evangelización y de construcción de los pueblos o reducciones en la actual zona de los departamentos de Misiones e Itapúa en Paraguay.

 

La primera actividad de los jesuitas al llegar a Paraguay fue la formación de pueblos autosuficientes dentro de áreas habitadas por indígenas y estructurar en forma escrita la lengua guaraní. No sólo se dedicaban a impartir enseñanza religiosa sino que fijaban las pautas de un orden político, cultural, educativo y social que tuvo gran influencia en el desarrollo posterior del Paraguay. Los indígenas, en su mayoría nómadas y acostumbrados a una vida sin estructuras, se encontraban nucleados en pequeñas comunidades en las selvas. En torno a la misión de los jesuitas eran conformados en grupos de dos o tres mil por cada pueblo.

 

Este grupo de misioneros fundó cerca de 30 misiones en territorios que hoy pertenecen al Paraguay, Brasil, Argentina y Bolivia. Muchas de estas misiones fueron reconstruidas y conservadas.

 

Al ser expulsados los jesuitas por orden del rey Carlos III mediante la Pragmática Sanción del 27 de febrero de 1767, franciscanos, dominicos y mercedarios tomaron a su cargo los pueblos misioneros, constituyéndose la Gobernación de las Misiones Guaraníes.

 

Antecedentes

Hasta el año 1590 los españoles habían fundado diez ciudades y cuarenta colonias en América del Sur. Los indígenas, sometidos por la fuerza de las armas y en muchos casos, voluntariamente, se constituyeron en servidores de los españoles a través del sistema de encomiendas.

 

Los reyes españoles trataron de mejorar la calidad de vida de los nativos, emitiendo decretos para su protección, pero tenían dificultad de ejercer un control sobre ellos. El sistema de encomiendas dio lugar a frecuentes levantamientos de la raza sometida.

 

No fue hasta que se fundaron las reducciones que surgió una época de mejoría de las condiciones de vida de los indígenas.

 

Historia

El Consejo de Indias solicitó el envío de misioneros presentando la petición al general de los jesuitas, Ignacio de Loyola, quien se mostró interesado; a pesar de tener conocimientos de las condiciones espirituales de los pobladores de esta región y aún de sus necesidades, Loyola consideró que su compañía todavía no reunía las cualidades para semejante proyecto. Recién después de su muerte, los jesuitas llegaron al Río de la Plata.

 

Los franciscanos habían introducido al Paraguay el sistema de reducciones en 1580, fundando: Los Altos, Tobatí, Jejuy, Atirá, Ipané, Perico, Guarambaré y las de Itá (1585), Yaguarón (1586), Caazapá (1606), Yutí (1611), Itatí (1615) e Itapé (1682) entre los ríos Paraná, Paraguay y Aquidabán.

 

El superior general de la Compañía de Jesús, Claudio Acquaviva dispuso en 1587 que las nuevas misiones jesuitas del Paraguay dependieran de la Provincia Jesuítica del Perú (creada en 1568). Llamados por el obispo de Asunción los primeros jesuitas que llegaron a esa ciudad el 11 de agosto de 1588 fueron Manuel Ortega, Tomás Fields y Juan Saloni, que era el rector del grupo. Todos conocedores del idioma tupí, similar al guaraní, por haber predicado antes en el Brasil. Los dos primeros se dirigieron a explorar el Guayrá y luego se establecieron en Villa Rica del Espíritu Santo.

 

Alonso de Bárcena, Marcelo Lorenzana y Juan Aguilar llegaron al Paraguay en 1593. Juan Romero fue el primer superior de las misiones jesuíticas de la provincia del Paraguay dependientes del Perú. Lorenzana y Saloni exploraron el Guayrá. El Provincial jesuita de Perú, Esteban Páez ordenó el abandono de la misión y los sacerdotes se dirigieron al Tucumán, permaneciendo sólo en Asunción el anciano Tomás Fields. En 1603 fue creada la Vice Provincia Jesuítica del Paraguay y Tucumán dividiendo la provincia del Perú, con Álvarez de la Paz como superior.

 

La Provincia Jesuítica del Paraguay fue creada el 9 de febrero de 1604 por Claudio Acquaviva, quien decidió que los misioneros de la provincia se establecieran en misiones estables, en vez de las volantes.1 En 1605 Marcelo Lorenzana y José Cataldino llegaron a Asunción. El primer provincial designado fue el padre Diego de Torres Bollo, quién llegó a Córdoba (sede de la provincia jesuítica) en 1608 con trece misioneros. Al momento de su creación esta provincia comprendía territorios que hoy forman parte de la Argentina, Uruguay, Paraguay, Chile y el Brasil (sureste del Mato Grosso y los estados de Santa Catarina, Paraná y Río Grande del Sur). Los padres Simón Mazeta, Francisco de San Martín y Antonio Jordán fueron enviados a Asunción. En 1625 se redujo la provincia al crearse la Vice Provincia Jesuítica de Chile.2

 

Felipe III dispuso en dos reales cédulas de 1625 y 1626, agregar a la gobernación del Río de la Plata los territorios de las misiones jesuíticas del Paraná y del Paraguay.

 

Los jesuitas fueron dirigidos a zonas más alejadas de Asunción, una Real Cédula del 16 de marzo de 1608 ordenó al gobernador del Paraguay, Hernando Arias de Saavedra, (Hernandarias), que los jesuitas se dirigieran al Paraná, al Guayrá y a la región de los guaycurúes en donde los indígenas quedarían eximidos del servicio de la encomienda.

 

Las reducciones de los guaycurúes

En diciembre de 1609 los padres Roque González de Santa Cruz y Vicente Grifi cruzaron el río Paraguay y se internaron en el país de los guaycurúes que vivían entre río Confuso o Yabebyry y el río Pilcomayo en el Chaco Boreal. En 1610 fundaron la reducción de Nuestra Señora María de los Reyes en el lugar llamado Yasocá, ubicado a una legua del río Paraguay frente a Asunción, poco después González de Santa Cruz fue enviado hacia la misión del Paraná. En 1611 los misioneros fueron enviados a las regiones de Guarambaré y Pitun, quedando sin sacerdotes la reducción. En 1613 fueron enviados allí Pedro Romero y Antonio Moranta, fundando Romero junto al Pilcomayo la reducción de Guazutinguá, que duró hasta 1626.3 Alonso Rodríguez y José Oreghi se unieron luego a Romero. Tras 17 años de estériles intentos, la misión de los guaycurúes fue abandonada por los jesuitas.

 

En 1750 se fundó San Fernando del Río Negro con abipones en el sitio de la actual Resistencia.

 

En 1762 el gobernador del Paraguay José Martínez Fontes logró un acuerdo de paz con los abipones y posibilitó a los jesuitas establecerse en el Chaco en las reducciones de Misión del Santo Rosario y San Carlos del Timbó (en Formosa) y Nuestra Señora del Bermejo a cargo del padre Martín Dobrizhoffer.4

 

En 1759 el cacique Lorenzo Mbayá firmó un efímero tratado de paz en Asunción, lo que permitió el establecimiento de misiones jesuitas entre los mbayáes. En 1760 el jesuita Joseph Sánchez Labrador fue enviado a misionar entre los mbayás y otros "guaycurúes", fundando ese año la reducción de Nuestra Señora de Belén al este de la actual Concepción en el Paraguay sobre el río Ypané. Al ser expulsados los jesuitas en 1767 la misión tenía 260 indígenas reducidos.

 

También en 1760 el jesuita Manuel Durán fundó la reducción de San Juan Nepomuceno al oeste del río Paraguay con indígenas guaná que se hallaban sometidos a los mbayá, al momento de la expulsión de los jesuitas contaba con 600 indígenas.5

 

Las reducciones del Paraná

En la zona a ambos lados del río Paraná entre el río Iguazú y la localidad correntina de Itatí y entre las sierras centrales de Misiones y los esteros del Iberá en la margen izquierda y desde el Salto del Guayrá, siguiendo por el río Tebicuary hasta el río Paraguay por la margen derecha, se ubicaba la provincia del Paraná. Los sacerdotes jesuitas Marcial de Lorenzana y Francisco de San Martín salieron de Asunción el 16 de diciembre de 1609 con destino a fundar las misiones del Paraná. La primera reducción fundada en esa zona fue la de San Ignacio Guazú (llamada Guazú para distinguirla de la del Guayrá), erigida por Lorenzana a principios de 1610 en el lugar llamado Yaguaramigtá (trasladada en 1628 y en 1667). Roque González de Santa Cruz se unió luego a Lorenzana y lo sucedió posteriormente.

 

González de Santa Cruz junto a Diego de Boroa (quien fue enviado al Paraná junto con Juan Salas) fundó Nuestra Señora de la Encarnación de Itapúa (25 de marzo de 1615)Esta misión se encontraba en ese entonces a la margen izquierda del río Paraná en la actual ciudad de Posadas Argentina, fundada el 22 de marzo de 1.615 , pero no permaneció mucho tiempo en aquel lugar a causa de la amenaza bandeirante, la peste, la indocilidad de los nativos; se transladó a la margen derecha del río Paraná en la actual ciudad de Encarnación, Paraguay, durante tres días cruzando el caudalozo Rio Paraná, hasta la Bahia san José, luego hasta la actual ubicación, del casco céntrico de la ciudad de Encarnación, la Plaza Central es la misma de hace 400 Años, la primera Misa se celebro el 30 de junio de 1.615, con la Iglesia hecha con materiales autóctonos de la zona, mucho pajonal para la techumbre y madera para la mamposteria, San Roque al frente como Albañil, marco y diseñó la Nueva Ciudad, los Guaraníes como Ayudante (Relatos del SJ Bartomeu Meliá) con 12 hectáreas de Construcción, y 40 hectáreas de espacio físico, albergó a más de 4.870 Guaraníes, Encarnacenos tee, considerada la Reducción más Grande, con Cuatro Directores Seculares, La Ciudad de Piedra, Demolida la Iglesia por Decreto del Entonces Cónsul, Carlos A. López, en el Año 1.843, los materiales de toda la Reducción, fueron a parar a distintas Construcciones, como el propio Cuartel de la Independencia, Hoy Colegio Inmaculada, el Murallon de la Independencia y la propia Catedral de la Ciudad. Desterrados de su propia Ciudad por Decreto del 7 de Octubre de 1.848, los Guaraníes con sus enceres a cuesta remitidos a Tupa Ra`y, Carmen del Paraná, en un cuadrilátero con guardias, muriendo hacinados por las pestes, de nuevo por Decreto, 112 Ciudadanos desde Capiata, vienen a Poblar La Villa Encarnación (ANA SH VOL. 257 Nº 6, F 47 Nómina de Pobladores a la Villa) desapareciendo así la población Civil de Encarnación.]. Luego fundó Santa Ana de Iberá (en 1615, poco después transferida a los franciscanos) y Yaguapohá (1616) que fue fusionada en 1624 debido a la peste con Corpus Christi que fuera erigida en 1622 por Pedro Romero y por Boroa sobre el arroyo Itembey al oeste del río Paraná, el 12 de mayo de 1701 fue trasladada al este del Paraná sobre el arroyo Igauguy.

 

En 1619 Roque González de Santa Cruz fue encargado de predicar en la región del Uruguay, quedando Diego de Boroa en Itapúa como Superior de la misión del Paraná y del Uruguay acompañado de Pedro Bosquier, en San Ignacio Guazú quedaron Ignacio Claudio Ruyer y Francisco del Valle y en Yaguapúa, Pedro Romero y Tomás Ureña.

 

Posteriormente Diego de Boroa y Claudio Ruyer fundaron cerca de la confluencia de los ríos Acaray y Paraná, Natividad del Acaray (1624), cuyos habitantes emigraron en 1633 ante el peligro de los bandeirantes, distribuyéndose entre Itapúa y Corpus Christi. Santa María la Mayor del Iguazú (1626) fundada por Diego de Boroa y Claudio Ruyer en el sitio de la actual Foz do Iguazú, trasladada en noviembre de 1633 al lugar en donde estuvo Mártires y posteriormente sobre la costa oeste del río Uruguay.

 

En 1632 los nuevos pueblos trasladados desde el Guayrá, Nuestra Señora de Loreto del Pirapó que fue relocalizada como Loreto y San Ignacio Miní I relocalizada como San Ignacio Miní quedaron incorporados a las misiones del Paraná.

 

En 1637 fue trasladada sobre el Paraná cerca de Itapuá (actual Paraguay) la reducción de Candelaria y luego nuevamente trasladada sobre el Igarupá (actual Argentina), hasta que en 1665 fue llevada a su emplazamiento actual. San Cosme y San Damián (1638) por Adriano Formoso en el Ibitimirí, unida a Candelaria en 1642, se separó en 1718 ubicándose sobre el río Aguapey, en 1740 se trasladó al oeste del Paraná sobre otro Aguapey y en 1760 se ubicó más al sur, Jesús (1685) por Jerónimo Delfín sobre el río Monday, cerca del Paraná, trasladada luego al río Ibaroty , después al Mandioby y luego al Capibary, Santa Rosa de Lima (separada de Santa María de la Fe en 1698) y Santísima Trinidad (separada de San Carlos en 1706) por Juan de Anaya , en 1712 se trasladó al sur del Capibary. Otras reducciones jesuíticas con indígenas cainguás fueron las de San Joaquín, sobre el Taruma o Ihú, afluente del Acaray y San Estanislao, sobre el Miranguá afluente del Monday, ambas fundadas en 1747.6

 

Las reducciones del Guayrá

 

El Guayrá o la Pinería, era la extensa región comprendida entre los ríos Iguazú, Paraná y Tieté (o Añemby, río que separaba a los guaraníes -aliados de los españoles- de los tupí-aliados de los portugueses-) y la línea del Tratado de Tordesillas. El ámbito de acción jesuita se desarrolló en es territorio más reducido entre los ríos Paraná, Iguazú, Tibagí y Paranapanema. Hacia esa región fueron enviados los sacerdotes jesuitas José Cataldino y Simón Mazetta (según otras fuentes: Maseta, Masseta, Maceta y Masceta), quienes salieron de Asunción el 8 de diciembre de 1609 enviados por el obispo Lizárraga y por el gobernador Hernandarias con instrucciones del provincial jesuita Diego de Torres Bollo para apostolar en la extensa región del Guayrá. Estos padres fundaron las reducciones de Nuestra Señora de Loreto y San Ignacio Miní I en 1610 a orillas del río Paranapanema, junto al río Pirapó la primera y en la zona llamada Itambaracá la segunda.

 

En 1612 fueron enviados al Guayrá los sacerdotes Antonio Ruiz de Montoya y Antonio de Moranta, quien se enfermó y regresó a Asunción desde Mbaracayú . Ruiz de Montoya continuó hacia el Guayrá y luego se le unió el sacerdote Martín Xavier Urtaner (o Urtazu). Cataldino y Urtaner rigieron San Ignacio miní y Mazeta y Ruiz de Montoya a Loreto. En 1622 Ruiz de Montoya fue designado Superior de la Misión del Guayrá como sucesor de Cataldino, ese año ambos jesuitas y el padre Diego de Salazar fundaron la reducción de San Francisco Javier sobre el río Tibajiba (hoy río Tibagí) en la región llamada Ibitirambetá o Tayaty , quedando en ella Cataldino.

 

La reducción de San José fue fundada en 1625 entre el río Ivaí (o Huybay) y el Tibagi en la región de Tucuty por Ruiz de Montoya y Simón Mazetta, quien quedó en ella. Junto a Cristóbal de Mendoza (quien quedó en la reducción), Ruiz de Montoya fundó también en 1625 la reducción de Encarnación I en la región de Nivatinguí al este de San Javier.

 

Simón Mazeta fundó Apóstol San Pablo en 1626 sobre el río Iñeay (o Inia), en el límite de las regiones de Tayaty y Tayaoba. Luego Ruiz de Montoya fundó una reducción en tierras del cacique Tayaoba, pero fue destruida inmediatamente, persistió y logró establecer en 1627 Siete Arcángeles entre los tayaobas.

 

En la región de los gualachíes , Ruiz de Montoya junto con Francisco Díaz Taño (quedó en ella) fundaron Purísima Concepción (o Inmaculada Concepción) en 1627. Ese año se produjo la primera incursión de bandeirantes en el Guayrá al atravesar el río Tibagí, pero el padre Cristóbal de Mendoza logró contenerlos para que no ataquen a los reducidos.

 

Ruiz de Montoya junto con Cristóbal de Mendoza fundaron San Miguel en Ibianguy (1627) en el Ibianguy o Ibitirucú y junto a Pedro Mola (quedó en ella) fundó San Antonio (1627) en el Ibiticoy.

 

Santo Tomás (1627) fue erigida por Francisco Díaz Taño en el lugar en donde se hallaba un cementerio en el que se había difundido la creencia que estuvo allí el apóstol Santo Tomás en su paso hacia la India.

 

Jesús y María (1628) fue fundada por Ruiz de Montoya y Simón Mazeta (quedó en ella), destruida por los bandeirantes fue reedificada en 1629 e inmediatamente trasladada cerca del río Ivai por Ignacio Henard y vuelta a destruir en 1630. La última reducción fundada en el Guayrá fue San Pedro en los Pinares (1628) entre los gualachíes por José Cataldino.7

 

Las reducciones del Guayrá fueron objeto de ataques por parte de los bandeirantes provenientes de São Paulo, quienes esclavizaban a los nativos para venderlos en las haciendas. Estos ataques comenzaron a partir de 1627 cuando los bandeirantes cruzaron el río Tibagí que era el límite de las misiones del Guayrá, en un primer momento para capturar a los indígenas no reducidos, pero en 1629 la reducción de San Antonio dio refugio a un cacique fugado de los esclavistas, lo que dio el motivo para el ataque de los bandeirantes a esta reducción, luego fueron destruidas San Miguel y Jesús y María la que fue reedificada y trasladada. Los sobrevivientes tuvieron que emigrar con destino incierto en algunos casos. En 1630 los bandeirantes regresaron atacando la reducción de San Pablo, mientras que la de Encarnación fue despoblada ante el temor de un ataque. Ambas reducciones desaparecieron.

 

Luego en 1630 fue destruida la de San Javier y abandonada la reducción de San José ante el temor de un ataque, los evacuados se reunieron en una villa cerca de Loreto. Ante el ataque bandeirante, los pueblos de la región de Tayaoba: Arcángeles, Santo Tomás y Jesús y María fueron evacuados por los jesuitas hacia el Salto del Guayrá en donde se unieron al éxodo, quienes quedaron en ellos fueron esclavizados. Atacaron luego las dos reducciones de la región de los gualachíes: San Pedro y Concepción.

 

Los sobrevivientes del Guayrá concentrados en las dos únicas reducciones que permanecían sin atacar (Loreto y San Ignacio Miní), a fines de 1631, siendo dirigidos por el padre Antonio Ruiz de Montoya protagonizaron el éxodo guayreño, en el que 12.000 indígenas en 700 balsas viajaron río abajo por el Paranapanema y luego por el Paraná. Los bandeirantes destruyeron las dos reducciones tres días después de la partida del éxodo. Cerca del Salto del Guayrá los encomenderos de Ciudad Real intentaron impedir la expedición, pero debieron desistir, los indígenas atravesaron por tierra los saltos del Guayrá en donde perdieron gran parte de sus embarcaciones y allí se les unieron 2.000 guaraníes provenientes de las reducciones del Tayaoba dirigidos por el padre Pedro Espinosa. Desde allí Ruiz de Montoya a petición del regidor de Santiago de Jerez, envió a los padres Diego Rançonnier, Justo Vanfurk y Mansilla a evangelizar la región de Itatín.

 

Tras grandes penurias divididos en grupos que avanzaron por tierra y por el río, lograron llegar a las reducciones de Natividad del Acaray y Santa María del Iguazú en donde recibieron auxilios para continuar luego por el Paraná hasta que en marzo de 1632 refundaron San Ignacio Miní y Nuestra Señora de Loreto a orillas del arroyo Yabebirí. Sólo lograron llegar 4.000 guaraníes. Los misioneros emigrados quedaron a las órdenes de Pedro Romero, superior de las Misiones del Paraná y del Uruguay hasta que Ruiz de Montoya fue nombrado superior de todas las misiones en 1636.

 

Los encomenderos españoles de las ciudades de Villa Rica y Ciudad Real, participaron también en la captura de indígenas para incorporarlos a sus encomiendas. Los bandeirantes destruyeron luego las villas de Ciudad Real del Guayrá, Villa Rica del Espíritu Santo, Santiago de Jerez del Itatín y San Vicente de Ybiazá en la Vera.