La Iglesia Peregrina hasta el final de los tiempos.

                                                                                                                  

Por: Francisco Damiàn Martìenz Arguello

        I.         

La Iglesia de Cristo, también conocida con el nombre de “El cuerpo Místico de Cristo”, al igual que su maestro deberá pasar por varias tribulaciones en el transcurso de su peregrinaje hasta el final de los tiempos. El “deberá” suena a un futuro un poco lejano, y debemos ser realistas, comprender que las dificultades por este valle de lágrimas han comenzado desde los tiempos apostólicos en la Iglesia primitiva.

Por peregrinar entendemos que es el ir al encuentro de Dios, pasando por varios tramos, varias dificultadles, subiendo, bajando, aéreas montañosas, lagos, mares, tempestades, pero siempre teniendo una sola misión la de llegar al lugar para adorar y despojarnos de nuestras fatigas; Hacia el templo se dirigen los ojos del peregrino de Israel y grande es su alegría cuando llega al lugar donde Dios ha puesto su morada: «¡Qué alegría cuando me dijeron: "vamos a la casa del Señor"! Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén» (Sal 121 - 122, 1-2.)

En el recorrer de este largo caminar “por el desierto bajo el sol” han existidos muchas situaciones en que la Iglesia debió  afrontar, como las persecuciones del siglo I, el martirio, las catacumbas, pasando por el Edicto de Milán, las varias herejías que se desterraron en los sucesivos concilios, el cisma de oriente, las cruzadas, la crisis del protestantismo, pero siempre la iglesia saliendo a flote inspirada por el Espíritu santo, y atestiguada por los santos de las diferentes épocas con una fe firme en la Doctrina de Jesucristo y fidelidad a la Tradición Apostólica.

Así también en estos últimos dos siglos la iglesia viene atravesando transformaciones desde dentro, ya no más ataques bélicos, o cruzadas, sino que los mismo hijos de la Iglesia comenzaron a renegar de ella, de sus enseñanzas, de sus dogmas; “El Espíritu nos dice claramente que en los últimos tiempos algunos renegarán de la fe para seguir espíritus seductores y doctrinas diabólicas.  Aparecerán hombres mentirosos con la conciencia marcada con la señal de los infames”. (I Timoteo 4).

La crisis en el cuerpo Místico de Cristo son como heridas que van debilitando dejando huellas de sangre por doquier, así mismo la Iglesia deberá sufrir, será traicionado, pisoteado, ultrajado y negado por sus propios hijos.

Podríamos citar varios factores que influyeron en la crisis de la iglesia en los últimos siglos, pero en este pequeño ensayo ahondaremos específicamente en el Movimiento Progresista que se ha instalado en la iglesia comenzando por las altas esferas de la cúpula de San Pedro.

Del progresismo católico se dice: “Estamos en presencia de un movimiento de grandes dimensiones; quizá el nombre de progresismo le resulta en estos momentos impropio; es un movimiento de inspiración protestante, humanista, liberal; se ha hablado también de sinarquía, masonería; apuntan tendencias hacia el marxismo como el “Movimiento cristianos para el socialismo” y el “Tercer Mundo Latinoamericano”. En fin, es un movimiento complejo que se presenta como católico pero que siempre ataca la doctrina tradicional de la Iglesia” (Fr. A. García Vieyra)

La finalidad del movimiento progresista es nada más y nada menos que el ataque a la Doctrina Tradicional de la Iglesia, muchos nos preguntamos si lo que está desde la segunda mitad del siglo XX post Concilio Vaticano II es realmente culpa de dicho concilio Ecuménico y la verdad les diría que no, no es tanto así, el concilio Vaticano II si fue un vehículo para que los Liberales Progresistas puedan subir y tratar de dar continuidad a lo planificado medio siglo antes pero las proclamaciones hechas en los documentos conciliares fueron firmadas por los padre conciliares tanto “Tradicionalistas y Modernistas”.

La crisis que se presenta en la iglesia es por la falsa interpretación de la verdadera filosofía o más bien la practicas de falsas filosofías, diría que son invenciones ideológicas adaptadas, ajenas al cristianismo, no sostener la teología Tradicional de 2000 años que la Iglesia viene predicando es caer en el error; a propósito lo decía el Papa san Juan Pablo II en su Encíclica de la Fides et RatioLa Verdadera filosofía  no se debe desprender de las Sagradas Escrituras”

Para que la iglesia no pierda su verdadera y única misión debe estar ligada a los tres pilares fundamentales que son “La Tradición  Apostólica, El magisterio y La Sagrada Escritura”, de la cual sin ella no habrá una verdadera y autentica predicación apostólica, bien lo leemos en el libro de los Hechos de los apóstoles “Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones” (Hechos 2: 42)

           

Las divisiones dentro de la Jerarquía Eclesiástica son muy claras y evidentes, pero esta crisis se da en un momento clave dentro de la historia de la humanidad, los años 60´s, época de auge del marxismo Ideológico ya cuando el comunismo había contaminado toda la faz de la tierra con sus ideologías contrarias al Cristianismo.

Mientras el mundo pasaba por sus transformaciones de pensamientos y costumbres,  mentalidades liberales modernistas, en el término “Paz y Amor”, la iglesia comprendió que también debía ponerse a tono con el pensamiento y la mentalidad del hombre actual; es ahí donde el Papa San Juan XXIII convoca al Concilio Vaticano II.

                                                                                                                         II.         

El papa San Juan XXIII convoca al Concilio Ecuménico del Vaticano II con el espíritu del aggiornamento, en el año de 1962 se da inicio a este gran evento eclesial que cambiará totalmente la forma de pensar de muchos católicos y la forma de practicar la fe, las costumbres y la  moral cristiana.

Se creía que en  tiempos del concilio Vaticano II vendría una nueva primavera para la Iglesia, pero sucedió todo lo contario; miles de sacerdotes han abandonado su sacerdocio, miles de religiosos y de religiosas han retornado a la vida secular (Catecismo Católico de la Iglesia en Crisis - Padre Gaudron)

Se comenta muchos en varios sectores de la iglesia en especial dentro de la Jerarquía eclesial de que posterior al concilio se desató la crisis dentro del cuerpo místico de Cristo, ¿pero qué tipo de crisis estamos hablando?, se habla de la crisis de la fe, crisis de la moral y la crisis de la doctrina cristiana y perversión de la  tradicional de la iglesia, en especial los ataques a los dogmas católicos provenientes desde los tiempos apostólicos y los primeros padres.

Se tiene mucho en cuenta lo que sucedió en Europa posterior al concilio y hasta nuestros días, como sabemos Europa siempre fue conocida como la cuna de la cristiandad, es donde se encuentra la sede de la Iglesia, en la Roma Eterna, la fe cristiana en estos momentos está por desaparecer en Europa, existen muchas referencia para sustentar esta crisis de fe como por ejemplo la negación de varias verdades fundamentales como: la fe en Dios, la divinidad de Jesucristo, el cielo, el purgatorio y el infierno son verdades o dogmas de fe cada vez menos creídas, hasta por personas que se consideran católicos "Practicantes".(Catecismo Católico de la Iglesia en Crisis - Padre Gaudron)

Debemos comprender que a la par de la crisis de fe, enseguida tenemos la crisis moral, la falta de fe se refleja en la práctica de la falsa moral, la practica en la vida diaria no de acuerdo a lo que el Señor nos ha mandado, que como pilares nos dejo el mandamiento del amor " Amar a Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas, y a tu prójimo como a ti mismo", sino de acuerdo a las costumbres y prácticas del mundo.

Cuando hablamos de los dos mandamientos más importantes que el señor nos dejo es en referencia a la práctica de la fe y la moral, al practicar la piedad con Dios que tenemos por la fe nos abandonaremos a él como un niño para entrar en el reino de los cielos...( Mt 18,3)  somos adoradores en espíritu y en verdad dando testimonio de nuestra fe en la práctica de los tres primeros mandamientos que son Amar a Dios sobre todas las cosas, no tomar el santo nombre de Dios en Vano, Santificar las fiestas, ( Según la división de los mandamientos establecida por san Agustín)

Al hundirse la iglesia en la crisis moral, la falta de fe se refleja en el comportamiento mundano de los fieles, especialmente de los miembros de la jerarquía y de muchos laicos "Comprometidos", la crisis moral hace que el fiel sea más propenso al pecado por causa de su debilidad y esto va unidad a la falta de fe, porque sin fe no podemos creer en la gracia santificante y  la gracia actuales.

La crisis moral se ve reflejada en la falta de amor al prójimo, de la cual nos cito nuestro señor como el segundo mandamiento más importante, si no amamos a nuestro prójimo caemos en la práctica de Matar, Robar, Cometemos actos impuros, no honrando a nuestros mayores, despreciándolos y hasta codiciar  los bienes ajenos.

 

Tal vez nos preguntemos ¿estos mandamientos del amor al prójimo tiene que ver en algo con la crisis moral posterior al concilio, si esto ya está en la naturaleza humana por el pecado original?, pero sin la moral Cristiana que la Iglesia siempre ha enseñado a través de sus pastores por XXI siglos la sociedad va entrando en una decadencia, cayendo en un pozo oscuro, o en un túnel sin salida, porque si la Madre Iglesia que es también  maestra se calla y no educa de acuerdo a la verdad a sus hijos, sus hijos caminaran errantes por este mundo.

La Iglesia como Madre y maestra es la depositaria de la Fe que el señor encomendó a sus apóstoles como cabeza al Apóstol  Pedro, y estos a sus sucesores los obispos en comunión con el Romano Pontífice el Papa (Lc 10,16)

Ahora bien puntualizando que la Iglesia es Madre y maestra, y que el Señor encomendó a sus apóstoles como ministros el encargo de administrar las verdades de la salvación y estos a la vez a sus discípulos en sucesión, debemos ir enmarcando de que la crisis de los fieles, la crisis en la sociedad llamada cristiana viene por causa de un canal que por defecto, como un cordón umbilical debería de enviarnos alimentos nutrientes y necesarios para nuestro crecimiento o de lo contrario moriremos.

Es de notar la Crisis en el Clero, hay mucha disparidad de pensamientos entre un sacerdote y otro, entre un obispo de tal Diócesis con otros obispos inclusive del mismo país. La crisis se observa en el clero en varios lugares por la falta de fe, no creyendo mas en el dogma de la Transustanciación (CIC: 1376 - El Concilio de Trento)  que es el pilar de nuestra fe, al celebrar el sacrificio de la muerte del señor hasta que vuelva (1 Cor. 11, 23-25).

Existe más preocupación en crear rivalidad entre grupos internos dentro de la jerarquía eclesial que buscar la corrección fraterna; hay dos bandos muy evidentes los así llamados “Tradicionalistas” y “Modernistas – Progresistas”. Por Tradicionalismo se entiendo…… por modernista se entiende…, esta diferencia hace que la Iglesia en vez de rezar juntos haya una división entre los miembros y propios hermanos, esta situación es  aprovechada por  el adversario y señor de todas las confusiones, el maligno enemigo, como un leo rugiente viene devorar a las ovejas sin pastor.  

No debemos olvidar la crisis con Arzobispo Marcel Lefebvre ocurrida posterior al concilio Vaticano II bajo el pontificado de su Santidad San Juan Pablo II en donde nombra a 4 sacerdotes al orden episcopal, incurriendo en falta grave de excomunión; Ese acto ha sido en sí mismo una desobediencia al Romano Pontífice en materia gravísima y de capital importancia para la unidad de la Iglesia, como es la ordenación de obispos, por medio de la cual se mantiene sacramentalmente la sucesión apostólica. Por ello, esa desobediencia —que lleva consigo un verdadero rechazo del Primado romano— constituye un acto cismático. (Carta Apostólica “Ecclesia Dei” del Sumo Pontífice Juan Pablo II en forma “Motu proprio”)

Nadie puede permanecer fiel a la Tradición si rompe los lazos y vínculos con aquél a quien el mismo Cristo, en la persona del Apóstol Pedro, confió el ministerio de la unidad en su Iglesia (Cf. Mt 16, 18; Lc 10, 16; Concilio Ecuménico Vaticano I, Constitución Pastor æternus, cap. 3: DS 3.060.6).

Más allá de este acto doloroso ocurrido dentro del cuerpo místico de Cristo (la Iglesia) el aporte del Monseñor Lefebvre posterior al Concilio Vaticano II son de destacar por “una parte”, ya que varios aspectos de sus pensamientos y escritos colaboraron para mantener impregnada el sentido del verdadero Tradicionalismos Católico, no perder de vista la interpretación de la sana Doctrina de acuerdo a la Tradición Apostólica en consonancia con los concilios del pasado que la iglesia Apostólica ha tenido a lo largo de su historia y que en los albores del Vaticano II pensaban tirarse todo por tierra o ocultarla por parte misma de la Jerarquía Católica, como he comentado en los capítulos anteriores, la Crisis de Fe y Moral.

Se comprende al Monseñor Lefebvre que como todo ser humano no  perfecto haya caído en esas equivocaciones en la cual acarrearon a la excomunión suya y a la de su comunidad Sacerdotal San Pio X, pero también es de comprender el celo que el tenia por la Verdadera Tradición Apostólica, y que para él, está en primer lugar la Verdad de Dios antes que la Verdad de los Hombres.

El como un sacerdote del Señor y pastor de su Grey, veía la necesidad de advertir a sus ovejas y la Iglesia en General sobre esos episodios que venían ocurriendo post Concilio Vaticano II, en unos de sus escritos decía: ¿Quién podría negar que los católicos de este final del siglo XX estén perplejos? Basta con observar lo que pasa para persuadirse de que el fenómeno es relativamente reciente y que corresponde a los veinte últimos años de la historia de la Iglesia. (Carta abierta a los católicos perplejos)

Pero no solo el Monseñor Lefebvre notaba esta perplejidad dentro del mundo Católico, lo mismo sucedía con el propio Pontífice, su santidad San Juan Pablo II; "Los cristianos de hoy, en gran parte se sienten perdidos, confundidos, perplejos y hasta decepcionados." (Alocución de S.S. Juan Pablo II del 6 de Febrero de 1981)

El Santo Padre resumía las causas del modo siguiente: "Desde todas partes se han difundido ideas que contradicen la verdad que fue revelada y que se enseñó siempre. En los dominios del dogma y de la moral se han divulgado verdaderas herejías que suscitan dudas, confusión, rebelión. Hasta la misma liturgia fue violada. Sumergidos en un 'relativismo' intelectual y moral, los cristianos se ven tentados por una ilustración vagamente moralista, por un cristianismo sociológico sin dogma definido ni moral objetiva."

Y como verdadera evidencia de la crisis provocada no solo por el Concilio Vaticano II sino por los propios padres Conciliares y la Jerarquía Católica, tenemos las Inmortales frases del papa S.S. el Beato Pablo VI: "La Iglesia se encuentra en una hora de inquietud, de autocrítica y hasta, podría decirse, de autodestrucción. Es como una perturbación interna, aguda y compleja. Es como si la Iglesia se hiriera a sí misma".(7 de Diciembre de 1969)

Al año siguiente el Papa confesaba: "En numerosos dominios, el concilio no nos ha dado hasta ahora la tranquilidad, sino que antes bien suscitó perturbaciones y problemas que no son útiles para fortalecer el Reino de Dios en la Iglesia y en las almas".

Por fin el Papa lanzó aquel grito de alarma el 29 de junio de 1972 con motivo de la festividad de san Pedro y san Pablo: "El humo de Satanás entró por alguna hendidura en el templo de Dios: la duda, la incertidumbre, la problemática, la inquietud, la insatisfacción, el enfrentamiento se manifiestan. La duda ha entrado en nuestras conciencias".

                                                                                                                        III.         

Mas allá de estas dificultades que la iglesia esta sorteando en estos tiempo convulsionados, en un mundo donde han destronado a Dios como Rey del Universo, y donde ni el hombre es mas el centro sino que pasa a segundo plano, el egoísmo reina en el corazón de muchos, y la prioridad de cada “persona” es el Ego sum (yo soy), y olvidando las palabras de Yave desde la zarza ardiente a Moisés Ego Sum qui sum ( Yo soy el que soy)(Ex 3,14), el consumismo, la tecnología, y varios elementos que hacen que el hombre tenga un status quo dentro de la sociedad en que vive.

"El humanismo laico y profano se ha manifestado por fin en su terrible estatura y, en cierto sentido, ha desafiado al concilio. La religión del Dios que se hace hombre se encontró con la religión, del hombre que se hace Dios". (En su discurso de clausura del concilio Vaticano II -  Pablo VI)

Los Dolores de parto de la humanidad, son los dolores de la propia Iglesia, la Iglesia que somos nosotros los bautizados, debemos pasar por la transformación en el espíritu, pero primero debemos padecer esos dolores, es necesario pasar por el calvario y morir  para resucitar a la vida eterna.

668 "Cristo murió y volvió a la vida para eso, para ser Señor de muertos y vivos" (Rm 14, 9). La Ascensión de Cristo al Cielo significa su participación, en su humanidad, en el poder y en la autoridad de Dios mismo. Jesucristo es Señor: posee todo poder en los cielos y en la tierra. El está "por encima de todo principado, potestad, virtud, dominación" porque el Padre "bajo sus pies sometió todas las cosas"(Ef 1, 20-22). Cristo es el Señor del cosmos (cf. Ef 4, 10; 1 Co 15, 24. 27-28) y de la historia. En Él, la historia de la humanidad e incluso toda la Creación encuentran su recapitulación (Ef 1, 10), su cumplimiento transcendente. (Nuevo Catecismos de la Iglesia Católica)

No debemos de actuar como los Milenaritas Protestantes fundamentalistas, al contrario mirar con ojos críticos y mucha fe lo que está sucediendo en la Iglesia y en el mundo, tener claro de que el señor nos ha dejó varias señales a las cuales debemos abstenernos y respetarlas, la cual nos servirá de brújula para poder actuar frente a las dificultades del presente y futuro, de que el Reino de Dios está cerca (Lc21)

675 Antes del advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba final que sacudirá la fe de numerosos creyentes (cf. Lc 18, 8; Mt 24, 12). La persecución que acompaña a su peregrinación sobre la tierra (cf. Lc 21, 12; Jn 15, 19-20) desvelará el "misterio de iniquidad" bajo la forma de una impostura religiosa que proporcionará a los hombres una solución aparente a sus problemas mediante el precio de la apostasía de la verdad. La impostura religiosa suprema es la del Anticristo, es decir, la de un seudo-mesianismo en que el hombre se glorifica a sí mismo colocándose en el lugar de Dios y de su Mesías venido en la carne (cf. 2 Ts 2, 4-12; 1Ts 5, 2-3;2 Jn 7; 1 Jn 2, 18.22). (Nuevo Catecismos de la Iglesia Católica).

Debemos vivir el presente, estar dispuestos a transformar primero mi vida para transformar la Iglesia, formar parte del mundo sin ser del mundo(Jn 15) la iglesia peregrina en la tierra, va siguiendo su curso, las dificultades forman parte, y son características de este valle de lagrimas donde aun actúa el príncipe de este mundo( Jn 12,31), Pero solo el que persevera hasta el fin vencerá (Mt 24,13), sin Cristo no podemos, con nuestra sola fuerza humana jamás venceremos (Jn 15, 5)

El dragón viene en busca de la Mujer y los hijos de la Mujer para devorar (Ap 12, 4).. Esos hijos que cumplen los mandamientos de Dios (Ap 12,17), como leemos en el libro del Génesis  que habrá enemista entre la Mujer y la serpiente, entre su linaje y el linaje de la serpiente antigua (Gén 3,15) así seguiremos hasta que vuelva el que debe reinar, por lo siglos de los siglo el Alfa y la Omega, el primero y el ultimo (Ap 22,12-14), debemos seguir en pie de batalla, en esta guerra contra El demonio, El mundo y la Carne (Mt 13,18-23; Ef 2,1-3).

No debemos quedarnos con los brazos cruzados, mirando el cielo(He 1,11) estar listos como verdaderos soldados y actuar de acuerdo al reglamento(2Tim 5) seguir colaborando con la construcción del reino ganándonos la vida santamente ( 2Tes 3, 6-12) y pelear el buen combate.(1Tim 6,11-12)

                                                                                                                       IV.         

En estos tiempos de Crisis dentro del cuerpo místico de Cristo debemos tomar una postura como verdadero hijos y bautizados; no podemos ser ajenos a tal gran dificultad, pero si estar firmes para cumplir nuestro compromiso e ir colaborando en esta edificación que culminará al final de los tiempos.

El señor no nos mando un espíritu de timidez (2Tim 1,7-8) al contrario, debemos estar dispuestos y ser valientes para dar nuestra vida, nuestro tiempo por salvar esta crisis, obrando como un buen soldado de Cristo (2Tim 2,1-7), porque está en juego el alma de toda la cristiandad.

La solución a esta visible crisis no está en salir de la barca, sino por el contrario inmiscuirnos en ella, en medio de la tempestad mar adentro, así como el trigo y la cizaña deberán crecer juntas hasta que vengan los que deberán cortar y tirarlas al fuego(Mt 13,30).

Si te decides  servir al Señor prepara tu alma para la prueba. Sigue la senda recta y mantente firme, y en tiempo de adversidad, no te inquietes (Eclo 2, 1-2)

 

Estamos llamados a seguir transformar la iglesia a pesar de que la vemos sucumbiendo, no perder la Fe, la Esperanza ni la caridad (1Cor 13, 13), sostenernos por los pilares de la tradición apostólica, el depósito de la fe de XXI siglos, los santos Padres, y por sobre todo confiar en la promesa del Señor de que las puertas del Infierno no prevalecerán contra ella (Mt 16,18)

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